Ametzagaina una década como parque y miles de años de historia
NOTICIAS DE GIPUZKOA (2020-06-01)
El pasado viernes se cumplió una década desde que el Ayuntamiento inauguró de modo oficial el parque de Ame-tzagaina, un espacio verde que ocupa la colina que separa los barrios de Loiola e Intxaurrondo, al que se accede por ambos, así como por la zona alta de Egia. La transformación del espacio en parque verde, lleno de rincones agradables y con unos cinco kilómetros de caminos para pasear, añadió a Donostia una de sus zonas verdes más amplias, con cerca de39
hectáreas . Años antes se había acondicionado también una
vaguada sin uso que se transformó en el parque de Larratxo, con nueve hectáreas
de espacio natural el ,y más tarde llegó también el bosque de Miramon, con 62 hectáreas más de
zona vegetal.
El pasado viernes se cumplió una década desde que el Ayuntamiento inauguró de modo oficial el parque de Ame-tzagaina, un espacio verde que ocupa la colina que separa los barrios de Loiola e Intxaurrondo, al que se accede por ambos, así como por la zona alta de Egia. La transformación del espacio en parque verde, lleno de rincones agradables y con unos cinco kilómetros de caminos para pasear, añadió a Donostia una de sus zonas verdes más amplias, con cerca de
La transformación del espacio de Ametzagaina duró unos seis
años y costó 11 millones de euros. Ocho de ellos se gastaron en las cuatro
fases en las que se dividió la obra mientras que los tres restantes se
destinaron a pagar las expropiaciones de los terrenos, que llevó a cabo el
Ayuntamiento para hacerse con la totalidad de los terrenos.
Hasta
entonces, el espacio que había acogido huertas clandestinas, escombreras y las
ruinas del antiguo fuerte no era muy transitado, con la excepción de los dueños
de perros de zonas cercanas y los usuarios de las parcelas plantadas. Las
ruinas del viejo fuerte se recuperaron en verano de 2008, gracias a un campo de
trabajo en el que tomaron parte tanto jóvenes donostiarras como de la ciudad
alemana de Wiesbaden. La puesta en marcha del parque dejó algunas ideas en el
camino, como la que proponía crear un ascensor entre Loiola (cerca de los
cuarteles) hasta la zona alta de la loma y servir así de enlace peatonal rápido
con Intxaurrondo.
Sin
embargo, y aunque el elevador no llegó a materializarse, son muchos los vecinos
de ambas zonas, y de otras de la ciudad, que caminan de un barrio a otro y
disfrutan del paseo y la estancia en un lugar natural, cuyo diseño fue
encargado al equipo de Lur Paisajistak. Las imponentes vistas desde el mirador
de la zona alta hacia la ciudad y el denominado cráter, situado cerca del
centro comercial Garbera, que se oculta de la vista desde su interior, son
algunos de los puntos llamativos de la zona verde, pero no los únicos.
TESORO
OCULTO
Otro tesoro escondido en el parque de Ametzagaina son los restos del
antiguo fuerte del mismo nombre, un espacio poco recomendable en el pasado que
estaba semioculto entre los matorrales hasta que fue limpiado y recuperado, lo
que permite ver ahora la muralla y el foso así como pasar por el interior. El
fuerte fue inicialmente construido en 1838 por los liberales en el contexto de
las guerras carlistas y, tras su destrucción, reconstruido en 1875. En el siglo
XX ya no tuvo uso.
Para
descubrir esta fortaleza en ruina, desconocida para muchos donostiarras, es
necesario caminar cinco minutos desde una de las entradas al parque, la del
paseo de Otxoki, por la denominada puerta de Intxaurrondo, junto a los
conocidos viveros Ducasse.
Pero
la puerta de Intxaurrondo es solo uno de los cuatro accesos a la loma verde. Al
parque surgido en la colina se puede entrar también desde Garbera, muy cerca de
la parada de autobuses del centro comercial, desde donde se llega enseguida al
entorno del cráter y las mesas de pícnic instaladas. También se puede penetrar
en la zona verde desde Loiola, en las inmediaciones del puente Espartxo,
actualmente en reconstrucción, y llegar hasta el mirador con un camino en
cuesta de una pendiente máxima del 6%, como dictan las normativas de
accesibilidad. Muy cerca de esta entrada se construyó el albergue de Uba,
abierto en 2012, un alojamiento para jóvenes que ha servido durante la pandemia
del coronavirus para atender a personas sin hogar. En el mismo camino de Uba,
aunque sin adentrarse en las hectáreas del parque, se encuentra la ermita de
Uba, un pequeño templo católico documentado ya en el siglo XIV y que ha sido
cedido a la Iglesia Ortodoxa, que celebra en él sus misas los domingos.
La
cuarta entrada es la de Tuniz Enea, donde se juntan los barrios de Egia e
Intxaurrondo, un acceso cuesta abajo donde se encuentra un parque infantil con
tirolina, que ha sufrido actos vandálicos en varias ocasiones.
El
parque de Ametzagaina no es exclusivo para caminantes ya que también pueden
circular por él las bicicletas, aunque con especial cuidado en las zonas en
cuesta. La amplia red de caminos del espacio alargado, con una altura máxima de
122 metros ,
ha tenido que ser reparada también ya que las lluvias han provocados desprendimientos
del suelo en la zona más cercana al área de picnic de Garbera.
Aunque
para muchos, la colina de Ametzagaina no era más que un espacio poco transitado
por los ciudadanos, la realidad es que el ser humano lo conocía desde tiempos
muy lejanos. Durante las obras de reforma del entorno para su transformación en
parque fueron hallados unos 2.000 restos de piedras talladas, principalmente en
sílex, tanto en la zona del fuerte como en la zona de la loma más cercana a
Garbera. Tras su análisis, los expertos señalaron que los útiles hallados
correspondían a la época gravetiense. Los expertos Jesús Tapia y Francisco
Barrio, que documentaron los hallazgos prehistóricos, consideraron que los
fragmentos encontrados pertenecían un grupo humano asentado entre los años
30.000-20.000 antes de Cristo. Asimismo, señalaron que el poblamiento hallado
estaría relacionado con la de cueva Aitzbitarte, en término municipal de
Errenteria, muy cercana a este punto del actual término municipal donostiarra.
POLÉMICA
Además de su pasado, en gran parte de desconocido, en sus diez años de
vida, el parque de Ametzagaina ha tenido sus propias anécdotas. Por ejemplo, la
polémica suscitada cuando el Gobierno municipal dirigido por Juan Karlos
Izagirre (Bildu) decidió contratar a un pastor y sus ovejas para mantener a
raya el césped en las praderas. La idea, de corte ecológico y utilizada también
en otros espacios verdes europeos, resultó polémica y la ciudadanía se dividió
en bandos. Finalmente, las elecciones dieron la victoria al actual alcalde,
Eneko Goia, y las ovejas fueron retiradas, ya que eran incompatibles con la
normativa que permitía que los perros anduvieran sueltos por el lugar.
El
nombre de Ametzagaina proviene, según sostienen historiadores locales, de un
bosque de "ametza" que existía en el lugar. Este árbol, Quercus
pirenaica, se conoce también como marojo, roble hembra, roble negro, tozo,
etc.
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/gipuzkoa/donostia/2020/06/01/decada-parque-miles-anos-historia/1033909.html
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