El cesto de los sueños de Aspace

by - 2.7.19

Erlazionatutako irudia

«Para todos esto es un sueño. Teníamos muchas ganas de que la gente viese nuestro trabajo, por lo que esperábamos con ansia que llegase este día». Son las palabras con las que Javier Pascual, usuario de Aspace Gipuzkoa, celebró este miércoles la salida del camión que transportó la primera de remesa de cestos desde el Centro Goienetxe, una de las sedes donostiarras de la asociación, hasta las oficinas de EL DIARIO VASCO.


Con el acuerdo suscrito entre ambas entidades, Oferplan se ha convertido en el nuevo canal de venta de los productos fabricados por los guipuzcoanos afectados con parálisis cerebral integrados en la actividad de cestería de Aspace. Gracias a la venta de los cestos los usuarios ven monetizada una labor que realizan diariamente.

«Es una noticia muy importante para toda la red de la asociación en Gipuzkoa», afirma José Luis Madrazo, jefe del servicio de Adultos, pues supone «un paso muy importante para normalizar la vida de los usuarios y dar visibilidad a su trabajo, demostrando que ellos no acuden a los centros para pasar el rato y demostrándose a sí mismos que no hacen por hacer».


Y es que hasta este jueves Aspace no tenía cómo dar salida comercial a estos productos, «más allá de lo que compraban los familiares», apunta Madrazo. Por ello, la felicidad inundaba el rostro de Javier, una de las 242 personas que atiende Aspace en los nueve centros de día repartidos por la provincia y que admite que «no es bonito ver nuestro trabajo acumulado en un almacén».

Pero eso ya es historia. El camión de Mudanzas Zazpi llegó vacío a las 10:00 horas al Centro Goienetxe y, tras un proceso de carga en cadena realizado por usuarios y monitores, apenas veinte minutos más tarde se marchó repleto de cestos que serán utilizados en una gran cantidad de hogares guipuzcoanos. En ese sentido, Javier se muestra convencido de que la gente «no comprará por lástima, sino porque el producto es bueno, bonito y de calidad. Seguro que gusta mucho».

«Un trabajo como otro cualquiera»
Los usuarios de Aspace dedican dos horas y media de su jornada en el centro de día a la actividad de la cestería, una tarea que todos reconocen les gusta «mucho». Trabajan divididos en mesas compuestas por aproximadamente dos monitores y ocho personas «con diferente grado de afectación», matiza Lourdes Ibarluzea, responsable de la sección en Goienetxe, y explica que «cada uno de los usuarios trabaja en una tarea concreta, según sus posibilidades y capacidades, además de con una previsión mensual individual».

Sin embargo, es evidente que hay ciertos usuarios con un grado de afectación alta y «sin ninguna capacidad para realizar cestas, aunque es muy importante que estén en la mesa integrados con sus compañeros», apunta Ibarluzea. Este punto de vista es compartido por todos los usuarios pues, en palabras de Javier, «no compartimos la idea de segregar y separar a la gente en base a las capacidades». Así, muestra un rechazo absoluto a aquel «comportamiento que nos ha perseguido durante toda nuestra vida, apartándonos porque no llegamos a unas capacidades estándar establecidas por la sociedad». El afectado por parálisis cerebral se muestra tajante: «En Aspace no queremos reproducir esa imagen y segregación».

En ese sentido, esta actividad ofrece a los usuarios «una normalidad muy similar a la vida de una persona adulta», expresa Madrazo y así lo reafirma Javier: «Es un trabajo real, como otro cualquiera y realizado por personas muy valiosas». El usuario destaca, además, la importancia que tiene para este colectivo «aportar a la sociedad. Porque no solo pedimos, también damos y queremos normalizar nuestra situación, eliminar barreras y que se nos vea como iguales».

Lección de solidaridad
El dinero que Aspace recauda con las ventas a través de Oferplan se destinará a un fondo económico que tienen los usuarios y que gestionan con total libertad. Cabe destacar que un bonito detalle de compañerismo asoma en el modo de entender la actividad laboral de la cestería, pues han decidido compartir por igual los beneficios entre todos ellos, independientemente de su aportación al trabajo.

Así, aunque cada uno de ellos tiene una gratificación mensual asignada, «si el número de ventas va a buen ritmo, ellos verán recompensado su trabajo y aumentarán sus ingresos», apunta Madrazo. Junto a ello, aclara que cada uno de los centros cuenta con una estructura organizativa «compuesta por usuarios, en la que todos están implicados y participan muy activamente para decidir qué hacer con su dinero».

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